El fallecimiento de Giorgio Armani , ocurrido el jueves 4 de septiembre a los 91 años en su residencia de Milán , marcó un hito para la industria de la moda global y para el robusto imperio empresarial que supo construir durante cinco décadas. Armani, célebre por el refinamiento de sus diseños y por su inconfundible estilo personal, dejó una huella profunda no solo por revolucionar códigos estéticos internacionales, sino también por anticipar con meticulosidad la continuidad de su legado.
El empresario italiano, artífice de una fortuna estimada entre 11.000 y 13.000 millones de euros, diseñó en vida un complejo entramado sucesorio y blindó su firma para que, tras su partida, se preservara la independencia y permanencia de un emporio convertido en sinónimo de lujo y sofisticación.