Era 1980 cuando en un sencillo laboratorio de Venezuela nació lo que hoy muchos definirían como un ritual doméstico: Fabuloso . En un contexto donde los limpiadores carecían de personalidad —y mucho menos de aroma—, esta fórmula impregnada de colores y olores marcó un quiebre decisivo. En solo tres años llegó a México y, para 1996, aterrizó en EE. UU., donde el éxodo latino lo adoptó como parte de la nostalgia del hogar.
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Lo que empezó como un simple limpiatodo se convirtió en un código cultural. “ Every Latino kid got used to the smell of Fabuloso after the trapeada ”, escribía un usuario de Reddit, evocando la lila fragancia que impregnaba cada sábado en la casa. en la era de Instagram y TikTok, su aroma fantasioso sigue generando “cultura olfativa”.
De Venezuela a México