Por: Nilsa Villota Rosero

Desde hace más de diez años la economía de la globalización acuñó los principios del emprendedurismo como una respuesta superficial del neoliberalismo. La incapacidad del Estado de atender las demandas laborales y la posibilidad de generar nuevas fuentes de empleo, terminó por configurar en la idea, para nada nueva, del denominado “emprendimiento”, como una solución puesta en las manos de la fuerza laboral para que sea responsable de su propio destino.

De esta tendencia nadie ha podido escapar, tampoco nuestra ciudad. Pasto cuenta con una tradición económica basada en el comercio, en la pequeña empresa, en la demanda y oferta de bienes y servicios; en la memoria de los oficios artesanales y creativos, con un mínimo índice de producción industrial y un ligero aso

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