Shigeru Ishiba ha tomado una decisión trascendental: dimitir como primer ministro de Japón para preservar la cohesión del Partido Liberal Democrático (PLD). La emisora pública NHK confirmó el movimiento, que se interpreta como un intento de frenar el colapso político tras una pérdida significativa de respaldo electoral.
La renuncia llega en un contexto marcado por el descontento ciudadano, el aumento del coste de vida y una erosión progresiva del apoyo parlamentario. Ishiba, consciente del desgaste político, ha optado por dar un paso al costado antes de que la división interna del partido se convierta en una crisis irreversible.
La votación interna del PLD, programada para el lunes, será clave para definir el futuro liderazgo. El partido enfrenta una encrucijada: renovar su dirección