Vive bajo máxima protección porque recibió amenazas de sectores vinculados con Irán, que lo acusan de haber sido pro-israelí. Pero Rafael Grossi, director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) de la ONU, no baja los brazos.

Pese al descrédito del multilateralismo, sigue creyendo en la diplomacia activa -ha estado 13 veces en Ucrania, bajo fuego y con casco, inspeccionando la central nuclear de Zaporiya- y en el diálogo permanente con todos, en todo momento.

Por eso está tratando de recomponer la relación con Irán, rota desde la denominada guerra de los 12 días con Israel, de junio pasado, “porque lo que está en juego es enorme”. De hecho, reveló que ya ha tenido algunas “reuniones técnicas” con funcionarios del régimen de los ayatollahs.

En una entrevista con

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