CAPÍTULO UNO
“Deséenme buen viaje” es la última frase de mi gran amigo Carlos Alberto Montaner ante los médicos que, por su estoica voluntad, le suministraban la droga para irse de este mundo. Y así se llama el libro de mi querida Gina (Planeta: México, 1925), sobre la muerte de su padre. El estoicismo es una filosofía que me causa recelo por su confianza en que la conciencia domina las debilidades humanas. Hay quien lo cree método de autoayuda, tema de cursos, pero se trata de una cualidad muy poco “democrática”, en seres excepcionales. Tal vez lo mantiene actual que a Séneca, su creador, el destino lo obligó a quitarse la vida y lo hizo como había predicado, al igual que Sócrates. El término estoicismo aplica a las personas de esta historia.
Grave mal degenerativo, peor que el Parki