"Prudente, el almirante Prudencio Padilla." Así lo recuerdan quienes saben que la prudencia no es cobardía, sino la serenidad de quien sabe esperar el momento exacto para actuar como es debido. Padilla, héroe de Maracaibo, supo medir los tiempos y vencer con cálculo y coraje. Hoy, en contraste, escuchamos a ciertos generales del gobierno Petro refugiarse en una falsa prudencia, que no es virtud militar sino máscara de sumisión.
Pero lo que ya se rebosó fue la paciencia de los ciudadanos. No soportamos más la destrucción sistemática de las Fuerzas Armadas bajo el silencio —dizque prudente— de la oficialidad. Ese silencio se volvió cómplice, insoportable. El brutal ataque contra dos soldados, quemados con gasolina mientras cumplían su deber de destruir laboratorios de cocaína, no solo hirió