En el Nordeste de Antioquia, la historia del "tigre" de Amalfi ha dejado una huella imborrable en la identidad de su pueblo. Este relato, que se remonta a 1949, narra la caza de un jaguar, conocido erróneamente como tigre, que aterrorizaba a los campesinos al devorar su ganado. La leyenda se ha transmitido de generación en generación, convirtiéndose en un símbolo cultural de la región.
La caza del jaguar fue protagonizada por Antonio José Vásquez y otros campesinos, quienes intentaron atrapar al felino que había matado a varias de sus reses. Don Óscar Vásquez, hijo de Antonio, recuerda cómo su padre y sus compañeros intentaron en múltiples ocasiones cazar al animal, que siempre lograba escapar. Finalmente, en noviembre de 1949, un disparo certero acabó con la vida del jaguar, y su cuerpo fue llevado al pueblo, donde se celebró un jolgorio en su honor.
La imagen del jaguar, expuesto en una estructura de madera, ha sido objeto de diversas interpretaciones artísticas y culturales. La escena, que muestra a los cazadores con expresiones impasibles, ha sido descrita como trágica, reflejando la complejidad de la relación entre el hombre y la naturaleza. Esta representación ha inspirado pinturas, esculturas, canciones y obras de teatro, convirtiéndose en un elemento central del folclore local.
El alcalde de la época, Guillermo Yepes, ofreció una recompensa por la captura del jaguar, lo que generó un gran revuelo en la comunidad. Sin embargo, la celebración por la caza del felino también trajo consigo controversias, como la destitución del alcalde tras gastar dinero público en la fiesta que organizó para conmemorar el evento.
A pesar de la falta del cuerpo embalsamado del jaguar, la leyenda ha perdurado en el imaginario colectivo de Amalfi. La figura del jaguar, considerado un animal sagrado en muchas culturas indígenas, ha sido reinterpretada en diversas formas, desde esculturas hasta murales, reflejando su importancia en la historia y la idiosincrasia del pueblo.
En años recientes, la figura del jaguar ha sido objeto de un renovado interés, con iniciativas culturales que buscan preservar su legado. Músicos y gestores culturales, como Adrián Arango, han creado obras que celebran la historia del felino, manteniendo viva la memoria de un relato que sigue resonando en la comunidad. La historia del "tigre" de Amalfi no solo es un testimonio de la lucha del hombre contra la naturaleza, sino también un reflejo de la identidad cultural de un pueblo que busca proteger su patrimonio natural.