Muchos estudios han encontrado efectos positivos de corto plazo de las remesas en términos de crecimiento y reducción de pobreza, pero en Colombia, de casi los US$11.500 millones que recibió el país en 2024, se destinaron a consumo y muy poco al ahorro o la inversión en la economía.
De acuerdo con una investigación del Bancolombia , estudios demuestran que los hogares que reciben remesas enfrentan barreras significativas para acceder a servicios financieros formales.
Aunque las remesas podrían ser una puerta de entrada al sistema financiero, los datos revelan que los receptores tienen menor probabilidad de estar incluidos en productos como crédito, seguros y medios de pago (Hernández, 2022).
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