El público del Abierto de Tenis de Estados Unidos no era fan de Donald Trump cuando era solo un magnate inmobiliario y estrella de la televisión realidad. Ahora que el neoyorquino está, por segunda vez, en la presidencia del país ese público tampoco siente amor por él. Eso ha quedado de manifiesto este domingo en el estadio Arthur Ashe, donde el republicano ha acudido a ver la final entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner.
Pese a los esfuerzos de la organización del torneo por evitar los abucheos al mandatario, proyectando en las pantallas gigantes su imagen conforme en la ceremonia previa al partido una militar de la banda de West Point interpretaba el himno nacional, ese rechazo sonoro ha sido notable cuando Trump ha aparecido en esas pantallas a las 14.32 horas.
Lo ha podido