Pedro Sánchez no convocará elecciones generales mientras pueda evitarlo. Apurará los plazos hasta el último día. Nada doblegará esa voluntad ni el convencimiento de que lo mejor para él es permanecer en la Moncloa todo el tiempo que le sea posible. No contemplamos circunstancia alguna en el horizonte que le pueda hacer recapacitar. Por su puesto, tampoco el muy posible procesamiento de su mujer en los próximos meses por los negocios particulares que desarrolló desde los despachos de la residencia oficial de la Presidencia. El poder, el descollante aparato del Estado, el manejo de todos esos resortes extraordinarios con los que ha neutralizado buena parte de los contrapesos del sistema, se vislumbra a día de hoy como el único dique de contención de un futuro penal desasosegante para el líde
No habrá elecciones si Sánchez puede evitarlas

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