Mujer de avanzada, Imelda Cisneros también es una mujer que no deja de avanzar. No lo ha hecho nunca, ni aun cuando de un tiempo a esta parte, para sus andanzas, requiera del apoyo inapelable de ese bastón que le impuso el destino, y ella convirtió en aliado: “A veces pienso en un libro: Mi bastón y yo , en el que contaría el montón de anécdotas increíbles que me han ocurrido en la calle con la gente más gentil”.

Gentil ella también, y educada por padres solícitos con la familia y con cada vecino, nada la entusiasma más que ser hombro arrimado a quien convenga y darle un empellón a la causa ciclópea del mejor país; oír a un nuevo emprendedor con los sueños aún verdes o apostar por la Venezuela posible que no deja de latir ni de sostener sus expectativas, cada quien como un Atlas. “Sí,

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