Educador ambiental
Desempolvo el barquito de cáscara de nuez de mi infancia, para hacerme a la mar y unirme a la flotilla que navega en misión humanitaria hacia Gaza para llevar gotitas doradas de miel. Va adornado con velas de papel, rescatadas de la Declaración de los Derechos Humanos, con la ilusión de que el sol la haga resplandecer y el viento esparza sus principios.
Descarté construirme con ella un barquito de papel porque cuando se empapase, se hundiría, se desharía en partículas diminutas que se perderían en la inmensidad del océano y se mezclarían con el papel mojado de todas las leyes internacionales con las que intentamos protegernos de nosotros mismos y que a la hora de la verdad no sirven para nada.
Es por eso que, a diferencia del mosquito que iba muy seguro de ser buen ti