La desinformación no es una práctica propia de nuestros tiempos. Siempre ha estado presente, ya sea bajo la forma de un rumor, una noticia falsa o descontextualizada, etc. Sin embargo, la forma en como hoy opera tiene otras particularidades que la tornan más peligrosa. En el contexto de las sociedades digitales, apoyada en las nuevas tecnologías y especialmente en la Inteligencia Artificial Generativa (IAG), la desinformación corre por otras vías, de forma instantánea, más profunda y con la potencialidad de llegar a millones de personas en cosa de segundos. La velocidad y el alcance de la desinformación en la era digital es tan grande que definitivamente ha cambiado la forma de comunicarnos e interactuar.

No es novedad el uso de las tecnologías y la IAG en política como herramienta para c

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