Para Natalia era otro sábado por la noche, de visita con la familia en la casa de su abuela, que queda a 500 metros de la suya, ambas en una sindicatura de Culiacán.

Durante la semana se enteraron sobre algunas balaceras que hubo en el municipio, al otro extremo de Culiacán, y precisamente la lejanía de esos hechos violentos les hizo pensar que en la sindicatura estarían a salvo de ser víctimas de algún crimen.

“Sí sabíamos que pasaban cosas afuera de Culiacán. Sabíamos que la situación estaba más que nada afectando a la gente que, como quien dice, andaba mal. Sí habíamos visto videos de que estaban quitando carros, pero no era tan común para esas fechas, y en el pueblo pues menos, porque apenas estaba empezando apenas ese show de no andar tan tarde”, recuerda.

“Fuimos con mi abuela, qu

See Full Page