Kiev despertó entre llamas y escombros tras el ataque aéreo más intenso de Rusia desde el inicio de la invasión en 2022.

Con una lluvia de más de 800 drones y 13 misiles golpeó la capital y otras regiones de Ucrania, lo que dejó al menos cinco muertos y decenas de heridos.

Entre las víctimas se encontraban una madre y su bebé de apenas tres meses, rescatados de un edificio residencial en ruinas.

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Además, las oficinas del gobierno en el corazón de Kiev resultaron dañadas. Por primera vez, fuego enemigo alcanzó el techo y los pisos superiores del complejo ministerial.

El presidente Volodímir Zelenski denunció que Moscú busca prolongar deliberadamente la guerra y llamó a reforzar sanciones contra el

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