No le deseo a Feijóo lo mejor, pero sí lo bastante bueno. Él, en cambio, se empeña en despeñarse. Todos los analistas comentan que ha decidido arrimarse a Vox para ponerse a rebufo del acelerón de Abascal. ¿A rebufo? Sí, porque, aunque va por delante en número de votos, no lo va en ilusión electoral. Detectarlo, ojo, ya es un acierto.
Por eso endurece ahora su discurso contra la inmigración y se planta ante las convocatorias oficiales como la de la apertura del año judicial con el imputado García Ortiz. Tiene razón el columnista Jorge Vilches cuando dice que, desde Vox, más que afear a Feijóo que les copia, deberían aplaudírselo. Normaliza mensajes de Abascal que ayer no más escandalizaban una barbaridad a los medios peperos. Además, en buena lógica, está haciendo incomprensible cualquier