La Vuelta disfrutó ayer en Vigo de la segunda jornada de descanso con una extraña sensación producto de la hilera de incidentes y tensiones de las protestas propalestinas y en contra de la participación del Israel Premier Tech que han solapado el aspecto deportivo.
Las etapas desde la entrada de la carrera en Figueras, el pasado 27 de agosto, se han desarrollado con sobresaltos, temor a un incidente en cualquier momento y medidas de seguridad inéditas. El duelo deportivo entre el líder, Jonas Vingegaard y Joao Almeida ha sido eclipsado por un asunto que ha movido incluso la política internacional.
Se prevén movilizaciones hasta Madrid. El pelotón se reparte entre los que prefieren hacer mutis respecto a los incidentes y los que manifiestan “miedo” a sufrir una caída. En cualquier