A veces contemplo vídeos de Maradona.

Le veo fondón y pequeñajo, caracoleando antes de arrancar, inmediatamente perseguido por un ejército de carniceros que a veces le cazan, a veces no. Cuando veo aquel fútbol , un punto primario y carente de ritmo, con ensamblajes defensivos cuestionables y estrategias cosidas con un hilo, me da por preguntarme:

–Y aquel Maradona fondón y pequeñajo, barrilete cósmico , ¿tendría cabida en el fútbol actual, que es tan físico como tácticamente perfecto?

Primero arqueo una ceja. Pero después le doy una vuelta y al fin me digo lo siguiente: si Maradona era el mejor en su época, seguiría siendo el mejor ahora, ¿no? O al menos, buscaría la manera de serlo.

Dicho lo cual, me vuelvo hacia el tenis, que es de lo que he venido a hablar.

Si reviso combates

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