La petroquímica argentina no es una promesa reciente. Desde mediados del siglo XX, el país construyó una industria robusta que transformó recursos naturales en productos esenciales para la vida cotidiana: envases para alimentos, productos de higiene personal y limpieza, neumáticos, fibras textiles, materiales para la construcción, insumos para el agro. Hoy prácticamente no existe actividad económica o social que no esté atravesada por la petroquímica. Ese recorrido le permitió a la Argentina contar con una cadena industrial consolidada y con experiencia de exportación.

Pero el mundo en el que esa industria se desarrolló ya no existe. La competitividad global se ha vuelto más feroz, con una sobreoferta generada principalmente por la expansión de capacidades en Asia, en especial en China,

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