Tom Phillips , el hombre neozelandés cuya vida en la clandestinidad con sus tres hijos pequeños capturó la atención del país durante casi cuatro años, murió este lunes en un tiroteo con la policía tras intentar cometer un robo en la zona rural de Piopio. Su historia, envuelta en misterio y marcada por una prolongada fuga, ha sido una de las más mediáticas de Nueva Zelanda en los últimos tiempos.

Phillips, de 39 años, había desaparecido junto a sus hijos Ember, Maverick y Jayda -hoy de 9, 10 y 12 años- respectivamente, poco antes de la Navidad de 2021, tras una disputa por la custodia con la madre de los menores . Abandonaron entonces la remota comunidad de Marokopa, en la Isla Norte, y se internaron en los bosques cercanos, donde permanecieron ocultos durante un total de 1.358

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