La OMS define al tabaquismo como una enfermedad crónica derivada de la adicción a la nicotina y de la exposición continua a más de 7.000 sustancias químicas tóxicas y cancerígenas. El humo de tabaco contiene compuestos como benceno, monóxido de carbono, metales pesados y plaguicidas que dañan múltiples órganos y sistemas.

Dejar de fumar trae beneficios casi inmediatos: en pocos días mejora la circulación sanguínea y la función pulmonar, disminuyen la tos y las dificultades para respirar. A largo plazo, los exfumadores reducen el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, respiratorias crónicas y otras patologías asociadas al tabaco.

El consumo de cigarrillos multiplica por cinco o diez las posibilidades de padecer cáncer de pulmón y está vinculado a tumores de boca, esófago, pá

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