Los ferrocarriles desaparecieron en Colombia hace décadas pero el tren permanece en la memoria de su gente, en su música y su literatura, y por eso la llegada de los primeros vagones para el Metro de Bogotá causa furor a medida que, montados sobre camiones, atraviesan la indómita geografía nacional desde la costa atlántica hasta las montañas de los Andes.

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