Claramente, no hemos visto ni una pequeña parte del thriller huachicolero que mantiene al país al filo de la butaca. Una producción con la que hubiera soñado el mismísimo Epigmenio Ibarra para una de sus narcoseries, y que incluye una saga de corrupción, tráfico de influencias, colosales movimientos de dinero sucio y combustible ilegal, asesinatos y hasta un suicidio. Más lo que se acumule en los próximos días.

¿Cómo se pasó del ‘huachicoleo artesanal’ que si bien se hacía ilegalmente de millones de litros de combustible al año mediante métodos más o menos rudimentarios, a la configuración de una red criminal que mueve 10 millones de litros en un solo buque por aguas nacionales e internacionales; pasa por puertos -administrados por la Marina-, por aduanas -administradas por militares-, y

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