El Gobierno llega a octubre con escasez de dólares y sin canales viables para conseguirlos antes de las elecciones , lo que dispara varios interrogantes respecto de cómo manejará la presión devaluatoria en un contexto económico recesivo y de desplome del poder adquisitivo de los ingresos. Una devaluación , de cara los comicios nacionales de medio mandato, sólo empeoraría la transferencia de recursos en desmedro de los sectores ya postergados; pero ni el Tesoro ni el Banco Central tienen poder de fuego para aguantar una corrida. La dupla que integran el ministro de Economía, Luis Caputo, y el presidente Banco Central, Santiago Bausili, apostó todas las fichas al ingreso de divisas vía deuda con organismos de créditos y bancos “amigos” y, para el mediano plazo, en el arribo de inversion

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