Seymour Reichlin acaba de cumplir 101 años y sigue sorprendiendo a la ciencia como pionero de la neuroendocrinología .
Su nombre es sinónimo de innovación, mentoría y descubrimientos fundamentales sobre la comunicación entre el cerebro y las hormonas.
En un artículo publicado en el último número de la revista Brain Medicine , la neuróloga Esther Sternberg se propuso responder cómo es posible que Reichlin mantenga tanta vitalidad tras más de un siglo de vida.
Sostuvo que se debe a una “ longevidad vibrante ”: el neurocientífico no solo tiene una vida larga en términos de años, sino una existencia marcada por la energía, la actividad intelectual, el compromiso social y la vitalidad emocional. Se trata de un envejecimiento activo, pleno y con calidad de vida.
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