En el día a día del hogar muchas de las prácticas que asumimos como inofensivas pueden convertirse en focos de problemas higiénicos si no se corrigen a tiempo. La rutina, la prisa o la simple costumbre llevan a pasar por alto gestos que, aunque parezcan menores, tienen un impacto directo en la salud del entorno doméstico. Uno de los casos más comunes es el mal manejo de objetos de uso diario como las toallas, los paños de cocina o los estropajos que suelen quedar húmedos tras su uso. Estos elementos, al no secarse correctamente, se convierten en un caldo de cultivo para bacterias que se propagan sin que lo notemos.

La situación se agrava en hogares con muchos miembros, donde estas malas prácticas tienden a repetirse con más frecuencia. La convivencia multiplica los descuidos y hace más

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