Cerca de la mitad de la población mundial universitaria ha tenido alguna ideación o conducta suicida. En concreto, tener una familia disfuncional en la infancia, donde se han producido abusos (ya sean sexuales, físicos o emocionales o abandono), multiplica por siete el riesgo de ideación o conducta suicida en la etapa universitaria. Asimismo, las personas transgénero que van a la universidad tienen 2,4 veces más riesgo de pensar en quitarse la vida que los estudiantes cisgénero. Es decir, los traumas en la infancia y ser trans están asociados fuertemente a esta realidad. Así lo revela un estudio liderado por el Institut de Recerca del Hospital del Mar de Barcelona, que ha puesto cifras a la prevalencia de las ideas suicidas entre jóvenes universitarios.
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