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El Mar Mediterráneo es un mar contaminado, principalmente debido a las actividades humanas, ya sean turísticas , industriales o vinculadas al tráfico marítimo . Se trata de un mar semicerrado, lo que en la práctica supone que la renovación de las aguas sea mucho menor que la que hay en los océanos. Las consecuencias se traducen, sobre todo, en la acumulación de basuras marinas y materiales contaminantes. El Mar Mediterráneo está conectado con el océano Atlántico a través del estrecho de Gibraltar. En el islote deshabitado de la Alegranza , al norte de Lanzarote, se acumulan centenares de kilos de basura marina, sobre todo plástico, en un entorno que forma parte del parque natural del Archipiélago Chinijo.
Una nueva investigación, publicada en la revista Marine Pollution Bulletin y liderada por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), ha hallado importantes concentraciones de mercurio en la pintarroja ( Scyliorhinus canicula ), un pequeño tiburón de la familia de los elasmobranquios que vive en aguas profundas del Mediterráneo y de las costas cantábricas. Posee un cuerpo alargado de entre 40 y 50 centímetros de longitud, pudiendo alcanzar un máximo de 100 centímetros. Se considera una especie centinela, es decir, aquella que puede ser utilizada para determinar los riesgos que su consumo tiene para los seres humanos debido a que es capaz de acumular contaminantes en sus tejidos.
El resultado del estudio muestra que las concentraciones más elevadas de mercurio se encontraron en los ejemplares de mayor tamaño, así como en aquellos que habitaban en las proximidades de la costa catalana. Las conclusiones coinciden con las que se han hecho de estudios anteriores, que indican que las concentraciones de mercurio son más elevadas en el Mediterráneo que en el océano Atlántico.
Una nueva investigación, liderada por el Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) y el Instituto Español de Oceanografía (IEO-CSIC), ha hallado importantes concentraciones de mercurio en la pintarroja, un pequeño tiburón que vive en aguas profundas del Mediterráneo y la consta cantábrica. Se trata de una especie centinela, es decir, aquella que puede ser utilizada para determinar los riesgos que su consumo tiene para los seres humanos
El estudio, tal como destaca Elena Lloret , investigadora postdoctoral del ICM-CSIC, alerta de que el consumo regular de pintarroja “podría implicar riesgos sanitarios, especialmente en determinadas regiones donde su consumo es más habitual”. El riesgo potencial para la salud humana, según esta investigación, muestra que varía en función de los niveles de consumo. Los umbrales de seguridad establecidos por las autoridades sanitarias se superan en escenarios de consumo moderado a alto.
El documento también proporciona “evidencias de cómo esta especie de tiburón puede servir como especie bioindicadora de la presencia de contaminantes en ecosistemas marinos de profundidad”, tal como subraya, por su parte, Joan Giménez , investigador investigador del Centro Oceanográfico de Málaga del IEO-CSIC.
La amenaza de la pesca de arrastre
La pesca de arrastre es la principal amenaza para los tiburones y las rayas. Biel Morey, biólogo marino y cofundador de Save the Med, afirma que constituye un peligro tanto para las especies como por “la alteración o destrucción del hábitat”. En el caso de la pesca ha supuesto, en ocasiones, “un impacto muy elevado” para los fondos marinos.
La pesca de arrastre es la principal amenaza para los tiburones y las rayas. Biel Morey, biólogo marino y cofundador de Save the Med, afirma que constituye un peligro tanto para las especies como por “la alteración o destrucción del hábitat”. En el caso de la pesca ha supuesto, en ocasiones, “un impacto muy elevado” para los fondos marinos
Estos animales marinos son muy sensibles a los desarrollos urbanísticos de la costa, a las instalaciones portuarios y a determinados procesos ligados al turismo, como la regeneración de playas. Según Morey, las intervenciones humanas en el litoral y el mar afectan a tiburones y rayas por la alteración de sus hábitats“. De manera combinada se pueden dar, además, otro tipo de impactos, como las aguas contaminadas en los puertos.
La presencia de contaminantes en estos organismos tiene efectos sobre sus poblaciones. Aunque todavía no estén bien definidos, a nivel individual está claro que afecta a su fisiología. Es una contaminación que, además, se transmite de madres a crías, y que puede afectar a los humanos que los consumen.
Las pintarrojas son muy sensibles a los desarrollos urbanísticos de la costa, a las instalaciones portuarios y a determinados procesos ligados al turismo, como la regeneración de playas
Por tanto, se trata de especies que presentan unas características biológicas que las hacen especialmente vulnerables a las actividades antropogénicas , que son aquellas que están producidas o causadas por los seres humanos. La pesca es la problemática principal. Las consecuencias son que 39 de las 73 especies de tiburones y rayas en el Mediterráneo están amenazadas. En el caso de las aguas del mar balear se han citado 59 especies, de las cuales 30 están amenazadas y seis se consideran extintas localmente: los pescados sierra ( Pristis pectinata y Pristis pristis ), la mielga ( squalus acanthias ) y tres especies de tiburón ángel ( Squatina spp ).
El Informe Mar Balear, elaborado por la Fundació Marilles , muestra el estado de fragilidad de dos especies: la musola ( Mustelus mustelus ) y el alitán ( Scyliorhinus stellaris ). En el caso de la primera, se considera que se encuentra en un estado muy vulnerable porque la mayoría de los ejemplares capturados en la lonja de Palma son inmaduros, mientras que las capturas de las poblaciones de alitán se han reducido un 37% en los últimos ocho años. A estas especies en peligro hay que añadir la del quelvacho, que hasta ahora no lo estaba, cuyas capturas se han reducido un 77% entre 2009 y 2020. Esta tendencia muestra, según los investigadores, que esta especie se encuentra “en peligro de extinción” en las aguas de Mallorca.
El Informe Mar Balear, elaborado por la Fundació Marilles, muestra el estado de fragilidad de dos especies: la musola y el alitán. En el caso de la primera, se considera que se encuentra en un estado muy vulnerable porque la mayoría de los ejemplares capturados en la lonja de Palma son inmaduros, mientras que las capturas de las poblaciones de alitán se han reducido un 37% en los últimos ocho años
Los tiburones y las rayas, en declive
Las propias características de los tiburones y las rayas son razones de su declive. Es decir, fecundidad baja, crecimiento lento, madurez sexual tardía, elevada longevidad y alta tasa de supervivencia de todas las franjas de edad. El resultado es un bajo potencial reproductivo, lo cual redunda en “una baja capacidad para incrementar las poblaciones”, señalan los investigadores. Por eso la mitad de estas especies del mar balear están amenazadas y son altamente vulnerables a las actividades pesqueras.
En este sentido, se propone aumentar la protección con “planes de gestión específicos” para las especies que presenten “un estado de conservación preocupante”. Así, tanto los planes de gestión pesquera como los asociados a la gestión de la Red Natura 2000 deben incluir, según los investigadores de la Fundació Marilles, medidas de “liberación de tiburones y rayas por parte de los pescadores”.
Entre las familias de elasmobranquios legalmente protegidas que habitan las aguas del archipiélago balear, y que están incluidas en el Catálogo español de especies amenazadas, cabe señalar el tiburón zorro; el tiburón martillo; el tiburón ángel; el tiburón blanco; el marrajo; el tiburón cailón; el tiburón peregrino; el cazón; la noriega -también conocido como raya noruega-; la raya falsa vela; la mantelina; la manta; el tiburón cerdo; la raya bramante; los peces guitarra y los peces sierra.
Por otro lado, el decreto balear por el cual se regulan las actividades de extracción de flora o fauna marina y las actividades subacuáticas en las reservas marinas , también protege al alitán, la pastinaca, la raya látigo, la tintorera, el águila marina, el pez obispo, la tremielga y las musolas, con lo cual, está prohibida “cualquier actuación con la intención de matarlos, capturarlos, perseguirlos o molestarlos”.
La influencia de la crisis climática
Todavía no hay estudios concluyentes en Balears sobre la influencia que pueda tener el cambio climático en algunas de estas especies. Sin embargo, el aumento de la temperatura del Mediterráneo produce “calentamiento, acidificación y desoxigenación de los mares y océanos, cambiando los hábitats y su biogeoquímica”.
Raquel Sunyer , doctora en Ciencias del Mar y coordinadora del Informe Mar Balear, cree que los tiburones que se podrían ver más afectados por el calentamiento “son los que viven y se reproducen en zonas más costeras”. Aquellos que viven en océano abierto, por otro lado, “podrían estar modificando su distribución para desplazarse a aguas más profundas y menos cálidas”, concluye.