La vitamina C, también conocida como ácido ascórbico, no sólo es indispensable para la salud y llena de bondades, sino que contribuyó al avance de la ciencia.
Los cítricos, por una razón aún desconocida, eran sin lugar a duda la clave para combatir enfermedades.
Esa razón era, por supuesto, la vitamina C, pero esta no fue descubierta sino hasta 1912; 16 años después fue aislada y en 1933 fue la primera vitamina producida químicamente.
Con el tiempo, se fue aprendiendo que servía para mucho más que prevenir y curar el escorbuto.
Nuestro cuerpo la necesita para cicatrizar heridas, pues ayuda a formar nuevo tejido conectivo, que fortalece los órganos.
También es importante para los huesos, vasos sanguíneos, cartílagos, la piel y para que el cuerpo absorba el hierro.
Fortalece además el