La llamada unidad en Morena dentro de la Cámara de Diputados vuelve a mostrar que, detrás del discurso de cohesión, persiste la sombra de la conspiración interna. La creación de una tercera vicecoordinación, otorgada a Dolores Padierna, no sólo refleja un intento por disipar las diferencias al interior del grupo, sino también un mecanismo de control político para contener las tensiones que amenazaban con fracturar la bancada.

El coordinador Ricardo Monreal insistió en que ‘se disipó cualquier división interna’ y que el movimiento sale fortalecido, pero en los hechos la medida parece una concesión más que una estrategia de cohesión. La conspiración no se esfumó: simplemente se administró. Padierna, férrea opositora de que el PAN presida la Mesa Directiva, utilizó el argumento de que esa fu

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