El gobierno mexicano tendrá que caminar en 2026 sobre una delgada línea.

La necesidad de reducir el déficit público para dar confianza a los mercados y a las agencias calificadoras convive con la exigencia de mantener un nivel de gasto que permita sostener la actividad económica , preservar los programas sociales y dar continuidad a la inversión en infraestructura.

La estrategia plasmada en los Criterios Generales de Política Económica 2026 reconoce esta tensión y busca equilibrar ambos objetivo.

La Secretaría de Hacienda proyecta para 2026 un déficit presupuestario de 3.6% del PIB y unos Requerimientos Financieros del Sector Público (RFSP) de 4.1%.

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Se trata de una reducción respecto a

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