El cambio climático ha alterado profundamente los patrones meteorológicos globales, generando consecuencias directas en sectores que dependen del agua y del frío, como la producción de hielo. Las olas de calor, el derretimiento acelerado de glaciares y la escasez de agua dulce están afectando tanto la disponibilidad de recursos como la infraestructura necesaria para mantener la cadena de frío en industrias clave.
Uno de los fenómenos más preocupantes es el retroceso de los glaciares, considerados “torres de agua del mundo”. Su desaparición progresiva reduce el caudal de ríos que abastecen a millones de personas y actividades productivas. En regiones como Asia y Europa, esta pérdida ha obligado a una mayor dependencia de aguas subterráneas, ya en proceso de agotamiento. Además, la saliniza