El Norte no nació para ser tierra de limosnas. No somos un estado de rodillas ni un pueblo acostumbrado a mendigar lo que nos pertenece por derecho. Cada peso que produce nuestra gente, cada jornada de trabajo en Ciudad Juárez, cada exportación que cruza la frontera, sostiene la economía nacional. Y sin embargo, el régimen centralista pretende que nos conformemos con migajas, disfrazadas de presupuesto.

Lo que presenta el régimen centralista no es un paquete económico: es una burla, una afrenta más contra el norte. Nos quieren convencer de que el abandono disfrazado de “asignación presupuestal” es un beneficio. Nos quieren vender como justicia lo que en realidad es desprecio.

El presupuesto refleja, una vez más, la injusticia histórica que hemos padecido: somos la región que más aporta a

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