El inicio del curso político está siendo frenético, inmersos en una multitud de crisis. Francia ha nombrado a su tercer primer ministro en un año, el quinto desde 2024, y no hay perspectivas de que la llegada del «fixer» de Emmanuel Macron, el joven Sébastien Lecornu al Palacio de Matignon vaya a solucionar el bloqueo político del Hexágono. Lecornu se estrenó en el cargo con una protesta social convocada por Bloquons Tout (Bloqueemos todo), un movimiento de izquierdas surgido al calor del verano en oposición al recorte presupuestario de 44.000 millones de euros de François Bayrou. El nombre del movimiento adivina una actitud poco constructiva pese a la voluntad de diálogo del nuevo primer ministro francés. Good luck , dirían los ingleses. En París se da por agotado a Macron.

Si el lunes

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