El asesinato de Iguarán expuso con crudeza la penetración de grupos armados ilegales en instituciones educativas y el colapso de prácticas democráticas dentro de Unicor. Representó un claro ejemplo de hasta qué punto se instrumentalizó el poder académico mediante alianzas con grupos violentos. VERDAD ABIERTA
La noche del 10 de septiembre del 2000, quedó como una huella indeleble, de los que fueron los tiempos de horror que vivió la Universidad de Córdoba. La muerte del aspirante a la rectoría, el guajiro Hugo Alfonso Iguarán Cotes, fue un caso emblemático de violencia paramilitar que generó una investigación judicial importante, que muchos consideran que 25 años después hubo una impunidad parcial.
Fueron tiempos aciagos. Hugo Alfonso Iguarán, un profesional nacido en Manaure, La Guajira