La firmas se estamparon en la profundidad de las últimas noches invernales de 1924. A las 1.30 de la madrugada del jueves 11 de septiembre de 1924, tres altos oficiales, el general Luis Altamirano, el almirante Francisco Nef, y el general Juan Pablo Bennett, firmaron un decreto concretando un anhelo que tanto deseaban. Al mando efectivo del país, tras la salida autorizada del país del Presidente Arturo Alessandri Palma -el día anterior- nada les impedía concretar su programa de cambios.

En el acta, publicada ese mismo día en El Diario Ilustrado, los uniformados planteaban: “Teniendo presente que en momentos de crisis tan profunda y de hechos tan trascendentales para la vida cívica de la nación se requiere acudir a la expresión de la voluntad popular”, y acto seguido, acusaron que las últi

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