Las olas gigantes, esos imponentes muros de agua que durante siglos se antojaban poco menos que leyendas de marineros, no son en realidad anomalías impredecibles. Un estudio de gran envergadura ha desvelado que su formación no responde al azar ni a fenómenos extraños, sino que es el resultado de leyes físicas bien conocidas que gobiernan el comportamiento del océano. Estas conclusiones arrojan una luz definitiva sobre un misterio que ha fascinado y aterrorizado a navegantes por igual. De forma similar, la ciencia también está redefiniendo nuestro entendimiento sobre otros eventos poderosos, como cuando se ha descubierto que los en las profundidades.

De hecho, la investigación apunta a que el origen de estos colosos marinos reside en un mecanismo de enfoque lineal. Este fenómeno se produ

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