Cuánto ha cambiado en tan poco tiempo.” Con estas palabras el presidente Milei daba inicio, el 23 de enero de 2015, a su segundo discurso en Davos, donde se plantó ante los poderosos del mundo para decirles que estaban haciendo todo mal, dejándose engañar por un conjunto de valores e ideas erróneas que podían resumirse bajo el rótulo de ‘wokismo’. Ese Milei de siete meses atrás (cuánto ha cambiado, en efecto) parece pertenecer no ya a otra época sino a otro mundo, aunque la contundente respuesta que le dio buena parte de nuestra sociedad en las marchas de aquel 1° de febrero anticipó, de muchas maneras, la paliza de las urnas de este pasado domingo. En medio de la indignación que suscitaron sus dichos misóginos y homofóbicos de entonces, no es sorprendente que haya pasado desapercibido un

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