La penúltima etapa de la Vuelta transcurría con normalidad. Con su cuota de banderas palestinas y sus gritos contra el genocidio de Israel, pero sin que afectara a la carrera. El dispositivo de seguridad funcionaba hasta que los ciclistas llegaron a Becerril de la Sierra.
Al paso por la localidad madrileña, cuando faltaban 17 kilómetros para la llegada en la Bola del Mundo detuvo el paso de la carrera en el paso por una rotonda. Mikel Landa marchaba en cabeza y pudo sortearlo con facilidad. Ciccone, Bernal, Armirail y Van der Lee tuvieron más dificultades, pero pudieron sortearlo también por un lateral. Los manifestantes intentaron correr hacia el lugar por donde pasaban los ciclistas, pero los detuvieron los agentes que vigilaban esa zona antes de que pudieran atentar contra la integrida