«Estaba en la otra parte de la plaza. Vi que había cogido a una persona y no dudé. Me tiré al albero y solo pensaba en intentar ayudar. Tuve la suerte de que, al tirar la chaqueta al toro, se vino detrás de mí. No sé qué hubiera pasado si no lo hubiéramos distraído». Es el testimonio de Andrés Cerezo , un joven de 25 años natural de Cañamero que el pasado mes de agosto disfrutaba junto a su hermano Pablo de los festejos taurinos que se celebran en la plaza de Santa María de Guadalupe. Son dos habituales en este tipo de festividades, pero aquel día se convirtió en un salvavidas .

Herido

El astado, de la ganadería Juan Albarrán, cogió a un hombre de 66 años de Logrosán. La herida revestía gravedad: había sufrido una cornada de 24 centímetros que había entrado por la parte superior de

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