Tras la incursión de drones en Polonia y el aumento de la tensión, en la frontera no temen una guerra inmediata. Pero están preparados para todo
En esta región de lagos y bosques del norte de Polonia, la vida transcurre sin sobresaltos. Un idilio de paz y serenidad. Un cuento de hadas. O, según se mire, de terror.
“No. En absoluto. No, no”, se ríe, cuando se le pregunta si siente miedo, Krystyna Kotwica, vecina de una aldea de casitas de madera cerca de Bielorrusia. “Aquí me siento la persona más segura del mundo”.
El ruido y la furia de la actualidad suenan remotos en estas carreteras desiertas entre coníferas gigantescas y estos canales donde los turistas hacen kayak. La impresión es engañosa. Desde hace unos días, esta franja en la frontera de Polonia con Bielorrusia y Ucrania es e