Las relaciones diplomáticas entre Israel y España han alcanzado un nivel de tensión sin precedentes esta semana. Esto se debe a las medidas anunciadas por el Gobierno de Pedro Sánchez en respuesta a los ataques en Gaza, que han provocado un cruce de acusaciones entre ambos países. La Unión Europea también ha mostrado disposición a limitar parte del acuerdo comercial con Israel, en medio de una ofensiva militar que ha dejado decenas de miles de muertos en la Franja.

El punto de inflexión se produjo el lunes, cuando Sánchez calificó la ofensiva israelí de "genocidio". Según informes, más de 64,000 palestinos han muerto y la situación humanitaria se ha deteriorado gravemente debido al bloqueo de la ayuda. En su comparecencia, el presidente del Gobierno español afirmó que, aunque España no cuenta con recursos militares significativos, no dejará de intentar ayudar. Anunció nueve medidas contra Israel, muchas de las cuales fueron solicitadas por su socio de coalición, Sumar. Estas incluyen un embargo de armas a Israel y restricciones al tránsito de barcos y aviones destinados a las fuerzas armadas israelíes.

El Gobierno israelí, liderado por Benjamín Netanyahu, rechazó las acusaciones de Sánchez y acusó a España de antisemitismo. En respuesta, prohibió la entrada a la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, y a la ministra de Juventud e Infancia, Sira Rego, por su supuesta "apoyo al terrorismo". El Ministerio de Exteriores español calificó estas acusaciones de "calumniosas" y convocó a consultas a su embajadora en Tel Aviv, lo que podría ser un paso hacia la ruptura de relaciones diplomáticas.

La coalición Sumar apoyó las medidas de Sánchez, mientras que otros socios, como Podemos, se mostraron escépticos. Desde el Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo criticó la situación en Gaza, pidiendo a Sánchez que se distanciara de Hamás. Vox, por su parte, acusó al Gobierno de aliarse con la organización islamista.

El mismo día de las tensiones diplomáticas, un atentado antisemita en Jerusalén dejó cinco muertos, lo que ha intensificado el clima de violencia. El Consejo de Ministros español aprobó las medidas propuestas por Sánchez, aunque el embargo de armas requerirá un real decreto. España ya había cancelado contratos de compra de armamento a Israel en el pasado, lo que había generado tensiones internas en el Gobierno.

El ministro de Exteriores español, José Manuel Albares, afirmó que Israel tiene derecho a defenderse, pero también Palestina tiene derecho a un Estado propio, algo que España reconoce desde mayo de 2024. En medio de esta escalada, Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, propuso la suspensión parcial del acuerdo comercial con Israel, aunque se reconoció que sería difícil obtener el apoyo necesario para implementar esta medida.

Desde Estados Unidos, un portavoz del Departamento de Estado expresó preocupación por las sanciones españolas, argumentando que "envalentonan a los terroristas". Albares minimizó estas declaraciones, asegurando que no hay un choque con el Gobierno estadounidense. El cruce de acusaciones continuó, con Netanyahu calificando las palabras de Sánchez como una "flagrante amenaza genocida". El Ministerio de Exteriores español rechazó cualquier forma de antisemitismo y exigió el cese inmediato de la violencia en Gaza.

El ministro Albares convocó a la encargada de negocios de la Embajada de Israel en España para rechazar las declaraciones del Gobierno israelí. Además, se anunció que Israel no asistiría al Mobile World Congress en Barcelona debido a los "sentimientos antiisraelíes" en España. La situación se desarrolla en un contexto de alta tensión, con protestas pro-palestinas y ataques en la región que complican aún más las relaciones entre ambos países.