Mohamed tiene 7 años y es un trasto. No para. Va de aquí para allá, lo toca todo, lo quiere saber todo... Parece un niño alegre. Ahora lo está empezando a volver a ser, dice su padre Akram, «aunque por las noches sigue llorando». Hace unos meses el menor perdió su pierna derecha por culpa de un bombardeo israelí en Yan Junis. El momento del ataque lo tienen grabado en la memoria, en el cuerpo y también en el teléfono y es el propio niño quien nos lo enseña. «Mira, ese soy yo», dice señalando a un chico vestido de rojo que se arrastra por el suelo tras caer un misil en uno de los puntos de recogida de agua de la ciudad gazatí. Mohamed no se asusta al volverse a ver en esa situación, parece que no fuera él mismo quien está ya sin pierna rodeado de polvo y escombros. Puede que sea la inocenci

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