Casi siempre ignorado, el llantén crece en veredas, descampados y bordes de caminos. De hojas alargadas y nervaduras marcadas, rara vez llama la atención entre el pasto y la maleza. No suele cultivarse en macetas ni es elegido para arreglos florales. Tampoco tiene aroma ni colores vistosos.

Sin embargo, quienes lo conocen bien saben que tras su discreción se esconde un gran potencial . En muchas casas de campo aún se usa como remedio casero. Una hoja fresca sobre una picadura, una infusión caliente para el pecho cargado, o una decocción suave aplicada sobre la piel irritada.

Con el tiempo, la ciencia comenzó a estudiar lo que la tradición ya sabía. Y poco a poco, este “yuyo” común fue ganando espacio en herbolarios, preparados naturales y hasta en publicaciones médicas .

Su perfi

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