Me enteré del asesinato de Charlie Kirk en directo y por dos vías distintas. Por un lado por un WhatsApp de mis amigos de San Francisco con la noticia. Le siguieron varios enlaces de contexto por si no sabía de quién estábamos hablando. Nunca había visto un vídeo suyo.

Cuando aún no lo había compartido con los de casa, mi hijo de 16 años me informaba de que habían disparado a Charlie Kirk y que era muy fuerte. Corrió a comentarlo en los grupos de WhatsApp del instituto, de amigos y de judo, que ya hervían con los comentarios sobre la noticia. “Pero, ¿lo conocías?” , le dije. “Sí, todo el mundo”.

Más que fruto de su tiempo, Kirk era fruto de sus memes

La explicación del porqué es tan sencilla como preocupante. Kirk es un fenómeno de internet. Ni su mensaje ni su influencia se entienden s

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