La oposición venezolana enfrenta aguas turbulentas ante la creciente represión interna y la escalada de la tensión entre Caracas y Washington. Denuncia una política que intensifica la persecución de voces disidentes, mientras sus filas se fragmentan por diferencias en la estrategia para lograr un cambio en el país.
Esta situación de fragilidad, persecución e incertidumbre coincide con el reciente despliegue de ocho destructores y un submarino nuclear de la Armada estadounidense en el Caribe, en operaciones antidrogas, tras acusar al presidente Nicolás Maduro de liderar el Cártel de los Soles, una denuncia que él rechaza.
Para el profesor Benigno Alarcón, especialista en gerencia pública, conflicto y negociación, Estados Unidos tomó en estas semanas una decisión distinta a sus acciones pa