El 15 de septiembre es, además de una fecha histórica, un ritual gastronómico. El maíz aparece como denominador común: se sirve en forma de pozole, tamales, sopes, tlacoyos o tostadas, con la capacidad de reunir familias enteras alrededor de grandes ollas y mesas compartidas. Esta fuerza cultural convierte al grano en símbolo patrio y en motor económico: un producto barato, rendidor y versátil, que explica su centralidad en la noche más festiva de México.

¿Se come pozole en todo el país?

La respuesta es sí, aunque con matices regionales. En Guerrero se prepara verde o blanco; en Jalisco y Michoacán, rojo; en Colima existe incluso una versión “seca”. El pozole se ha nacionalizado, pero no viaja solo: en cada entidad convive con un platillo estrella que da identidad a las celebraciones loc

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