Cada vez más gente busca moverse por la ciudad sin sudar la gota gorda ni pelearse por aparcar. Entre la bici clásica y el patinete eléctrico ha aparecido una categoría híbrida que coge lo mejor de cada una: la estabilidad y postura cómoda de pedalear sin realmente pedalear, con el control sencillo y la agilidad para callejear del patinete. Una propuesta pensada para distancias reales: del barrio al trabajo, a clase o a hacer recados, sin llegar hecho polvo.

Estos híbridos suelen destacar por tres cosas: plataforma amplia para ir estable, neumáticos grandes para superar baches y raíces sin sobresaltos, y una asistencia eléctrica que no se queda corta en cuestas. El resultado es menos "juguete" y más vehículo urbano que puedes incorporar a tu rutina diaria. Y todo cumpliendo con la normati

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