Se equivocó Gabi al asegurar que este era el día. De hecho, el técnico llegó a prometer que, si no se ganaba al Valladolid, la primera victoria no se demoraría más allá del choque ante un Albacete que, por supuesto, se marchó del Ibercaja Estadio sin un gol en contra después de haber encajado 13 en los cuatro partidos anteriores.

Negó tajantemente el técnico que la ansiedad anduviera por el vestuario . Y pregonó a los cuatro vientos que no había motivos para preocuparse y mucho menos para encender alarmas o fruncir el ceño más de la cuenta. Pero también en eso se equivoca el madrileño, cuyo esfuerzo por transmitir seguridad y confianza se está volviendo en su contra. Porque el Real Zaragoza no le gana a nadie. Ni a recién ascendidos, ni a buenos, ni a regulares. Ni mereciéndolo

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